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Dunas de Yeso en Cuatro Ciénegas

1510-DunasYeso01Hace millones de años, Coahuila se encontraba cubierto por el mar, pero cambios climáticos naturales ocasionaron una gran transformación en su ecosistema, esta alteración en el entorno formó regiones llenas de pozas y lagunas de agua salada como el municipio de Cuatro Ciénegas. Al secarse con el paso del tiempo, las pozas dejaron depósitos de sulfato de calcio (yeso) formando un desierto tan blanco que hasta se podría confundir con nieve, de no ser por el intenso sol. Con el baile que viento y arena realizan se van formando las Dunas de Yeso.

Estas blancas dunas se encuentran a 20 km de Cuatro Ciénegas, por la carretera a Torreón, y sólo se conoce un lugar similar en Nuevo México. Conformado por una extensión de 800 hectáreas, las dunas de yeso están dentro de la zona de conservación de las pozas de Cuatro Ciénegas.

En esta zona se pretendía desarrollar un centro turístico, pero gracias al trabajo de conservación y preservación de la flora y fauna endémica, el proyecto fue desplazado. Se sabe que el yeso de las dunas era extraído del desierto pero a partir de 1996 se dejó de explotar este recurso.

1510-DunasYeso02El paisaje de esta región es sumamente impresionante; arenas blancas que se extienden a lo largo del horizonte, con esculturas naturales formadas por el viento y el yeso. Estos montículos de yeso y piedra en constante cambio son llamados “testigos”, el centro de una duna que ha sido azotada por el viento a lo largo de miles de años. Caminando en un infinito peregrinar por el desierto, los testigos nunca se detienen y van lentamente cambiando de forma.

La vegetación se puede encontrar de dos maneras, cubierta y descubierta por la arena. Las plantas y arboles que sobreviven aquí son claros ejemplos de una lucha constante con el medio ambiente.

Dentro de la flora que habita el lugar se pueden encontrar: mezquite, yuca, sotol, biznaga y otras plantas desérticas y suculentas. En cuanto a los animales que se han adaptado a este árido clima son: correcaminos, coyotes, reptiles e insectos variados.

Aún siendo un lugar tan difícil de habitar, estas especies se han adaptado a las condiciones demostrando que la vida se abre paso hasta en los lugares más inhóspitos.

Se trata de un ecosistema único en su tipo en México, por lo que representa una joya biológica. Cuenta además con múltiples endemismos de flora y fauna que conforman  el marco perfecto para la fotografía artística con el paisaje saturado de colores por el cielo azul, la sierra en tonos marrón y el brillante blanco del desierto.

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